A lo largo de los años, hemos
tratado una importante cifra de pacientes portadores de Diabetes. Es así que
también eso, nos permitió conocer un vasto abanico de personas, hombres en el
caso que nos compete, de diferentes edades, niveles socio-económicos y
culturales, lo que nos ha generado una buena experiencia no solo en el
tratamiento de las Disfunciones sexuales, sino también, como médicos, en el
manejo de quien es portador de ésta
enfermedad metabólica crónica.
Dentro de ese abanico de
pacientes diabéticos tratados desde años atrás y de los cuales, muchos de ellos
persisten bajo nuestra supervisión, existen pacientes insulino dependientes, pacientes que se tratan con medicación
exclusivamente vía oral, otros que combinan la insulina con la vía oral y un
grupo de sujetos que con dieta y ejercicio, no requieren ninguna medicación.
Debemos decir que este grupo es el menor, por lo menos en lo que respecta a
nuestro archivo personal.
También debemos decir que no en
todos los casos ni mucho menos, nuestros pacientes, al momento de su primera
consulta, tienen una conciencia plena de su enfermedad metabólica de base.
Diríamos que es excepcional recibir un paciente diabético del tipo que sea, con
controles adecuados de su glucemia,
hemoglobina glucosilada y con un correcto seguimiento del tratamiento indicado
por su diabetologo. Pero, debo quebrar una lanza por los pacientes cuando
hablamos de los controles con su diabetologo. No es culpa del diabético que
deba esperar 3 o 4 meses para ver al especialista. Lamentablemente y hasta
ahora, el sistema de salud no favorece a todos los usuarios del mismo.
Uno de los primeros “consejos”
que damos a aquellos que nos eligieron a la hora de tratar su Disfunción
Sexual, es que, si quiere tratarse con
nosotros, es indispensable que controle y trate su afección a conciencia. No es
grato para ningún profesional de la Medicina que se le achaque ineficacia de su
enfoque terapeutico cuando no es su responsabilidad. Y lamentablemente, esto es
muy común.
El tema que más aqueja a los
varones diabéticos en lo sexual, es la falla de la erección. En algunos casos
es la señal de que el paciente es diabético y puede ser su primera
manifestación clínica. En la primera consulta, este paciente nos cuenta como
comenzaron sus problemas de erección, cuanto lleva de evolución y muchas veces,
cuando ya se había empezado a tratar indicado o no por su médico, con fármacos
por vía oral, nos hace una clara
referencia a que el fármaco en el principio fue excelente, luego, meses o años
después, debió aumentar la dosis, luego ya esa dosis máxima del fármaco no era
efectiva por lo que cambio de marca, luego cambio el tipo de medicación y
luego, ya nada dio resultado.
Es en ese momento cuando después
de mucho pensarlo, padecerlo, sufrir muchas veces las recriminaciones de su
pareja, angustiarse en silencio, sentir vergüenza por algo que solo le debe de
suceder a él, decide hacer una consulta. Lo primero, por supuesto es consultar
en su mutualista, en donde después de 2, 3 o 4 meses, podrá llegar a su médico
de referencia el cual, con su mejor voluntad le indicara que tome los fármacos
que él ya ha tomado y que ya dejaron de ser efectivos. Y desde ahí, la debacle.
Desde ahí, ya se considera desahuciado. Ya no hay nada más que hacer. “Ya no
soy un hombre”, “porque a mí”, “a nadie le pasa esto”, etc, etc.
Esto, en resumen, es lo que
sucede en la historia personal de nuestros pacientes. Y es desde ahí que
comienza el largo proceso de convencer a los varones que, si bien, probablemente
no logre una respuesta eréctil como tenían a los treinta años de edad, van a
lograr cambios interesantes si siguen nuestros consejos. A veces simples, a
veces más complejos. A veces con una medicación de uso transitorio, y
otras veces con medicación para toda la
vida y para cada encuentro erótico.
Pero, y volviendo un poco al
principio de esta columna, la respuesta a los tratamientos que nosotros podemos
llegar a realizar, va a depender del grado de compromiso del paciente con el
cuidado de su diabetes.
La experiencia por nosotros
lograda nos ha permitido acuñar un axioma, “SUBE LA GLUCEMIA, BAJA EL PENE”.
Dr. Carlos Russo- Dr Andres Saltre.