Respuesta sexual humana.
Uno de los actos, biológico, psicológico y social más trascendental en el relacionamiento de dos seres, es la respuesta sexual.
Como tal, ella debe ser secundaria a un estimulo, de ahí es que se habla de un binomio estimulo-respuesta.
En
el año de 1966, Masters y Johnson, publicaron los resultados de una
investigación que llevo once años y a través de la cual, fueron
estudiados más de 10.000 episodios de actividad sexual tanto
heterosexual, como homosexual e, incluyendo además, el autoerotismo o
masturbación.
382
mujeres y 312 hombres, participaron de esta investigación, con edades
comprendidas entre los 18 y los 89 años, considerando ambos sexos.
Estos
autores, nos hablaron de cuatro fases en la respuesta sexual humana: 1)
fase de excitación, 2) fase de meseta, 3) fase de orgasmo y 4) fase de
resolución.
En
el año 1974, una extraordinaria mujer, Helen Singer Kaplan,
psicoterapeuta y sexóloga, investigadora de enorme capacidad, se sumo a
la historia de la sexología moderna, al hablarnos de una respuesta
sexual bifásica, como forma de simplificar, el valioso aporte de Masters
y Johnson.
La
respuesta bifásica de Kaplan, sugiere: una fase vasocongestiva, que
coincide con las dos primeras fases de Masters y Johnson, y una fase
motora, que coincide con las dos últimas fases de Masters y Johnson.
En
1979, e, inspirada por sus propios fracasos terapéuticos, que solo los
genios son capaces de reconocer, Kaplan plantea la existencia de una
tercera fase que precede a las anteriores, la fase de deseo.
Así surge la llamada respuesta trifásica de Kaplan, constituida por: 1) la fase de deseo, 2) la fase de excitación, y 3) la fase de orgasmo.
Con
el objeto de analizar los cambios físicos que se producen durante la
actividad sexual, hablaremos de 5 fases, la de deseo y las cuatro fases
originales de Masters y Johnson.
Fase de deseo:
Los cambios que en ella se producen, son de carácter emocional más que físicos.
Aparece
interés sexual y disposición para esa actividad, sensaciones genitales,
inquietud general y discreta excitación que se puede traducir en
aumento de la frecuencia cardiaca.
Estos cambios son comunes para ambos sexos.
Fase de excitación:
En el sexo femenino:
Comienza
la lubricación vaginal, se produce la expansión de los dos tercios
internos de la vagina lo que lleva a una progresiva elevación uterina,
se ingurgitan los labios mayores y menores retirándose de la abertura
vaginal, aumenta el volumen de las mamas y se erectan los pezones,
aumenta la frecuencia cardiaca y la tensión arterial, el clítoris
comienza a agrandarse y se acrecienta la tensión neuromuscular.
En el sexo masculino:
Comienza
la erección peneana, se produce un engrosamiento del escroto a la vez
que desaparecen los pliegues escrotales, los testículos comienzan a
ascender, se produce la erección de los pezones, aumentan la frecuencia
cardiaca, la tensión arterial y la tensión neuromuscular.
Fase de meseta:
En el sexo femenino:
Continúa
la lubricación pero con aumentos y descensos, se constituye la
plataforma orgásmica en el tercio externo de la vagina, hay mayor
expansión de los dos tercios internos y por lo tanto se eleva más el
útero, el clítoris se retira debajo del capuchón clitorideano, aparece
el rubor sexual, la respiración se hace rápida y superficial, hay mayor
tensión neuromuscular y disminuyen la agudeza visual y auditiva.
En el sexo masculino:
La
erección logra la rigidez, aumenta el tamaño del glande, persiste el
ascenso de los testículos y aumentan en tamaño, aparece el fluido
pre-eyaculatorio, aparece rubor sexual en el 25% de los varones, aumenta
la frecuencia cardiaca y la tensión arterial, la respiración se hace
más superficial, aumenta la tensión neuromuscular, disminuyen la agudeza
visual y auditiva.
Fase de orgasmo:
En el sexo femenino:
Aparecen
contracciones rítmicas de la plataforma orgásmica, el rubor llega al
máximo, hay contracciones involuntarias del esfínter rectal, la
frecuencia respiratoria, cardiaca y la tensión arterial llegan a un
máximo, hay pérdida del control muscular voluntario y calambres difusos.
En el sexo masculino:
Aparecen
contracciones rítmicas de músculos de la próstata, vesículas seminales,
recto, piso pelviano, y musculatura peneana, se produce la eyaculación
continuando a esas contracciones, máximo ascenso testicular, máxima
erección, frecuencia cardiaca, respiratoria y tensión arterial al
máximo, pérdida del control muscular voluntario y calambres difusos.
Fase de resolución:
En el sexo femenino:
El
clítoris vuelve a su posición original en unos diez minutos luego del
orgasmo, desaparece la plataforma orgásmica, los labios vuelven a su
tamaño normal, el útero baja, disminuye la erección de los pezones,
desaparece el rubor, la frecuencia cardíaca, tensión arterial y
frecuencia respiratoria vuelven a cifras normales, hay sensación de
relajación general y la agudeza visual y auditiva vuelven a lo normal.
En el sexo masculino:
Hay
pérdida de la erección y lento regreso a su tamaño normal, los
testículos descienden, el escroto se relaja, aparece el período
refractario, desaparece el rubor, la frecuencia cardíaca, tensión
arterial y frecuencia respiratoria vuelven a cifras normales, hay
sensación de relajación general y la agudeza visual y auditiva vuelven a
lo normal.
Conocer
los cambios que se producen durante la actividad sexual, es
indispensable para asesorar a los pacientes que nos llegan a la consulta
con enormes dudas.
Dr. Carlos Russo Fiorentin.
Bibliografía:
Flores Colombino, Andrés.: Respuesta sexual, ediciones Dismar, 4ta ed, Montevideo, 1990.
Masters, W.H, Johnson, V.E, Kolodny, R.C.: La sexualidad humana, editorial Grigalbo, Barcelona, 1987.
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