El consumo en exceso de cualquier sustancia tóxica, invariablemente, produce alteraciones de la salud del ser humano.
El
tabaco no escapa a la regla, por más social que parezca o por más
difundido que esté su consumo a nivel de la población de ambos sexos.
En
materia sexual, las alteraciones vasculares secundarias al tabaquismo,
van en desmedro del comportamiento adecuado a la hora de hacer el amor.
Los
médicos, independientemente de nuestra condición o no de fumadores,
debemos inculcar en nuestros pacientes, el abandono de este perjudicial
hábito.
En
los EE.UU., los estudios han demostrado que 5 minutos de consejo médico
adecuado, permite que entre un 3 y un 5 % de los fumadores, abandonen
el hábito.
Ahora
bien, si ese consejo se acompaña de un tenaz seguimiento médico,
asociado, a tratamiento farmacológico adecuado, el porcentaje de
abandono puede llegar al 25 % de los fumadores.
¿Por qué nos interesa el tabaquismo en la sexualidad?
Primero que nada, digamos que son un
número importante de sustancias toxicas, las que se producen por la
quema del tabaco y que se inhalan en cada bocanada o sea, no sólo
debemos considerar a la nicotina.
Estas
sustancias aumentan tras el consumo excesivo diario, asociado a los
largos años de su influencia, el riesgo de padecer entre otras
patologías:
Infarto
agudo de miocardio (infarto cardíaco), ataques cerebro vasculares
(hemiplejías), deterioro progresivo de la función respiratoria, cáncer
de pulmón, otros tipos de cáncer (lengua, laringe, vejiga, esófago,
estómago, entre otros), enfermedad pulmonar obstructiva crónica, etc.
En un renglón aparte, dejamos y discutimos más adelante el deterioro vascular que genera el tabaco.
Ahora
bien, imaginemos, como sería nuestra vida sexual, nuestro momento de
íntima relación amorosa, con un corazón limitado a latir, con un brazo y
una pierna que no se quieren mover, con un pulmón que no nos admite una
nueva inspiración de aire y para peor, con un pene que no quiere intervenir.
Desde
los albores del siglo XX, ya se conocía el efecto del tabaquismo en la
erección. También se sabía que el abandono del hábito de por sí, era
efectivo para mejorar la función eréctil.
¿Cómo actúan sus tóxicos?
La nicotina, es un alcaloide natural y el más importante componente farmacológico del tabaco.
Es
muy variable su porcentaje, lo que depende del tipo de producto. El
humo de un cigarrillo promedio, puede producir entre 6 y 8 mg de
nicotina y el de un puro, entre 15 y 40 mg.
Parte
de ello se inhala y parte de ello se expande en el ambiente de ahí que
el llamado fumador pasivo también se ve sometido a sus efectos
deletéreos.
Para
entender más claramente, que es lo que pasa en el pene, de un fumador,
debemos entender que tenemos en el pene y porque es vulnerable.
El
pene (nuestro órgano eréctil) en su conformación anatómica, presenta
dos estructuras llamadas cuerpos cavernosos dispuestos como si fueran
los caños de una escopeta, y que son las verdaderas estructuras
eréctiles. A ellos llega la arteria cavernosa, (una para cada cuerpo
cavernoso) y que es la encargada de llevar la sangre oxigenada a estas
estructuras.
La
arteria cavernosa, sufre múltiples divisiones que determinan la
formación de estructuras vasculares cada vez más pequeñas hasta llegar a
conformar una red de llamados sinusoides y cuyos espacios libres están
totalmente comunicados entre sí en todo el cuerpo cavernoso y a su vez, a
través de otras arterias, también con el cuerpo cavernoso vecino.
Todo
ese espacio entre los sinusoides, se halla permanentemente bañado por
sangre arterial (esto es sangre oxigenada) lo cual determina la
nutrición de todos estos tejidos.
Una vez que la sangre arterial cumple el cometido de liberar el oxígeno deberá salir del pene para recomenzar su eterno ciclo.
Este viaje de retorno, se realiza a través del sistema venoso.
La
erección en último término, se produce por la llegada a presión de la
sangre arterial y el bloqueo de su salida por el sistema venoso,
mecanismo llamado, éste último, de veno-oclusión o corporo-oclusivo.
Está
demostrado por investigaciones, que la nicotina, tiene efecto
perjudicial en ambos sistemas, arterial y venoso, disminuyendo el flujo
de sangre oxigenada y disminuyendo el cierre del sistema venoso durante
la erección.
Estos daños, están en relación directa con el grado de consumo de tabaco, a mayor consumo mayor daño.
La
buena noticia, es que todos estos daños secundarios al consumo de
nicotina, son reversibles una vez que el consumo desaparece, aunque no
de manera inmediata. Tardan años en mejorar la mayoría de los sistemas
pero ello no sólo no impide que se abandone el hábito sino que, por el
contrario, nos debe convencer de hacerlo pronto.
Actualmente,
existen tratamientos médicos que permiten un descenso de los niveles de
ansiedad que genera la falta de cigarrillo, cuando el paciente lo
abandona. En algunos casos, la adición de nicotina por otra vía (chicle,
parches) contribuye a evitar el síndrome de abstinencia.
Mi consejo final, es que deje de fumar, mañana puede ser un buen día par dejar el cigarrillo, pero hoy, es el día ideal.
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