jueves, 27 de junio de 2013

OBESIDAD Y SEXUALIDAD



La obesidad, nos interesa particularmente por su alta frecuencia y por las consecuencias que tiene sobre la sexualidad pero también, sobre la calidad de vida de las personas.
Es un factor de riesgo vascular, conduce a la diabetes, hipertensión arterial, dislipemias, insuficiencia cardíaca, respiratoria y serios trastornos del aparato locomotor.
 La obesidad es simplemente el resultado de una ecuación; si consumimos más energía de la que gastamos, engordamos pues ese exceso de energía se almacena en el tejido adiposo en forma de grasa.
El origen de la obesidad es doble: por un lado, es genética (70%) que tiene mucho que ver con la obesidad mórbida. Por otro lado, su origen puede ser ambiental como consecuencia de la alimentación y el sedentarismo.

El grado de obesidad se calcula por el índice de masa corporal, el cual es el resultado de dividir el peso sobre el cuadrado de la altura.

Si pesamos 75 kg y medimos 1.80 metros, la ecuación sería 1.80 x 1.80 dividido 75, eso nos da un valor el cual, según la Organización Mundial de la Salud, es normal entre 18,5 y 24,9.

Si el valor va de 25 a 29,9, se considera como preobeso.

A partir de ahí tenemos:

Obeso clase I  cuando el valor es de 30  a 34,9

Obeso clase II cuando el valor es de 35  a 39,9

Obeso clase III cuando el valor es mayor de 40 

La obesidad puede llegar a influir tanto física como psíquicamente, sobre la sexualidad.
Favorece la discriminación, el autoaislamiento y la baja autoestima.

Durante la adolescencia, la joven obesa sufre más que el varón obeso. De ahí es que nos interesa que los padres de niños obesos tomen cartas en el asunto desde temprano.
El niño obeso, frecuentemente sufre del complejo del pene pequeño debido a que los muslos y pliegues suprapúbicos lo ocultan.

La dificultad del obeso en visualizar sus genitales, conducen a la desexualización.
La depresión es más  frecuente   que en la población  general.
Los trastornos del esquema corporal, las mayores limitaciones en el vestido y el verse limitado también en actividades deportivas, genera sentimientos de inferioridad.
En la mujer obesa, en general la primera relación sexual es poco placentera, las posturas coitales son más difíciles de adoptar y el orgasmo es menos frecuente, sólo del 50%.
La disminución del deseo sexual es más frecuente en la mujer obesa.

En lo físico, una serie de enfermedades que acompañan a la obesidad, repercuten desfavorablemente en la vida sexual de los obesos.
Encontramos entonces, tanto en hombres como en mujeres:
Insuficiencia cardiaca congestiva e hipertensión arterial.
Insuficiencia respiratoria restrictiva con disminución de la ventilación y de la oxigenación.
Tanto las afecciones cardiacas como respiratorias afectan la sexualidad ya que limitan toda forma de ejercicio físico y pensemos que el coito, exige un cierto grado de esfuerzo.

Como vimos anteriormente, la obesidad genera frecuentemente diabetes, por ende, la vasculopatía que sigue a su evolución cuando los controles no son los adecuados, genera mayores problemas tanto en el varón como en la mujer, específicamente sobre la fase de excitación, erección y lubricación, respectivamente.
Ciertas afecciones endocrinas secundarias al aumento excesivo de peso, dan por consecuencia una alteración de las hormonas sexuales con repercusión sobre la respuesta sexual.

La repercusión que la obesidad tiene sobre el sistema osteoarticular, puede generar  con el tiempo, artrosis de grandes articulaciones.
La artrosis de cadera y de  rodilla, genera limitaciones de los movimientos en la vida diaria y en el desarrollo de la sexualidad.
Cuando un paciente se ve obligado a recibir una prótesis de una de estas articulaciones, se generan mayores dificultades ya que se debe limitar los arcos de movimiento lo que limita las posturas coitales,  sobretodo en la prótesis de cadera.

En definitiva, si bien todos sabemos que estar obesos no es saludable, muchas veces nos abandonamos y vamos entrando en un círculo vicioso de falta de actividad física, aumento de la ingesta por ansiedad o simplemente por aburrimiento, limitación en la búsqueda de los placeres que nos brinda la vida, y lo que es peor, el conformismo con esa situación.

Salir de ese círculo, es posible pero muchas veces, no se puede lograr sin ayuda.


 DR. CARLOS RUSSO




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